Mariscal López

De pie que se alcen las banderas
Y con el viento las voces de la historia
Entonen un himno en tu memoria
Solano López heroico mariscal.

ODA AL MARISCAL.

Letra y Música: Rafael Paeta

El protagonista

Francisco Solano López, hijo de Don Carlos Antonio López, nació en el año 1826 en Asunción, Paraguay. Su padre fue nombrado presidente después de la muerte del Doctor Francia.
Francisco Solano López tenía solo 36 años cuando fue elegido Jefe de Gobierno del Paraguay.
¿Cómo era el Paraguay de 1862?
Rosa nos cuenta que cuando el padre del Mariscal López gobernaba el país, en el año 1862, “Paraguay era rico, riquísimo. Sus inmensos yerbales abastecían la mayor parte del consumo del sur del continente, y sus maderas valiosas se exportaban a Europa” (Rosa, pp. 16, 2008). Igual que en la época del Dr. Francia, durante el Gobierno de Don Carlos las propiedades eran del Estado y continuaban las estancias o granjas para la producción agroganadera.
No había personas analfabetas; había una Escuela Normal, que se consideraba un modelo para esa época. Allí se estudiaba gramática, matemáticas, historia, lógica. También había dos Escuelas de Niñas para la educación de mujeres, que tenían al frente a Eduvigis de Riviére y Dorotea Duprat.
Cuando finalizaban los estudios, aquellas personas que sobresalían eran enviadas a estudiar a las universidades europeas. Por ley, 16 jóvenes eran becados cada año.

También podemos citar que durante su gobierno, Don Carlos creó:
• La Flota Nacional.
• Las fundiciones de hierro de Ybycuí.
• El primer tramo del ferrocarril.
Además:
• La educación era gratuita, con más de 30.000 niñas y niños que
asistían a la escuela.
• Se construyeron edificios públicos y más de 300 escuelas.


Nos sigue contando Rosa que “Don Carlos dejaba el 10 de septiembre de 1862 un país rico, tranquilo, fuerte. Un país destinado a una gran misión en América: ¿Guerra?... Tal vez no”. (Rosa, pp. 17, 2008)

El Mariscal Francisco Solano López Ingresó al ejército muy joven y tenía el grado de Brigadier General cuando viajó a Europa para establecer relaciones diplomáticas con Francia, Prusia, Gran Bretaña, en el año 1856. En París conoció a Elisa Alicia Lynch, compañera y madre de varios de sus hijos, quien
lo acompañaría hasta su muerte.
En noviembre de 1862, la Asamblea Nacional Constituyente, convocada para elegir un nuevo gabinete, lo nombró Jefe de Gobierno y lo ascendió al grado de Mariscal. Durante los primeros años de su mandato, impulsó la realización de obras, entre ellas, las del Palacio de Gobierno, extiende el ferrocarril, nuevas escuelas se construyen y se siguen otorgando becas para especializaciones en el extranjero. También impuso el servicio de instrucción donde jóvenes reclutas del interior y de la capital realizaban prácticas y ejercicios.

A diferencia de la época del Dr. Francia, ya durante el Gobierno de Don Carlos y del Mariscal López se da una apertura con la firma de tratados de amistad, comercio y navegación con diferentes países.
En el año 1865, se inició la Guerra de la Triple Alianza, cuando Argentina, Brasil y Uruguay formaron una coalición contra el Paraguay, firmando un documento donde los tres países definieron los objetivos y las condiciones de rendición que le impondrían al Paraguay. Se iniciaba así una guerra que cambiaría radicalmente la historia del Paraguay.

Los aliados pensaron que la guerra terminaría rápidamente y que en seis meses estarían en Asunción. No fue así; la Guerra del 70, como también se la conoce, fue larga, cruel y duró 5 años. La mayoría de la población paraguaya desapareció, sobre todo los hombres. Quedaron mujeres, niñas, niños y personas ancianas.
 

La muerte del Mariscal Francisco Solano López

En el mes de febrero de 1870, el ejército paraguayo se retiró hasta Cerro Corá. Una columna brasileña se enfrentó el 1 de marzo con los 200 hombres que quedaban del ejército que acompañaba al Mariscal López; “soldados abrasados por la fiebre o por las llagas y extenuados por el hambre, sin más prendas de los desaparecidos uniformes que el calzón ceñido por el ysypó, y algunas veces un correaje militar para sostener la canana o pender el sable. (…) mujeres de rasgados typois, afiladas como agujas por la extenuación o la peste, preparan el rancho: polvo de huesos (cuando lo hay) cocido con jugo de naranjas agrias, si se ha conseguido alguna fruta; las más de las noches, nada”. (Rosa, pp. 275, 2008).
Herido de un lanzazo, con la ayuda de algunos soldados, llega hasta las orillas del río Aquidabán donde es alcanzado por el general brasileño Correa da Cámara, quien le pide: Ríndase, Mariscal; le garantizo la vida. En ese momento, intenta un golpe con su espadín y varios soldados brasileños quieren desarmarlo. Suena un tiro que le atraviesa el corazón.
La última frase que pronuncia el Mariscal López permanecerá en la historia: ¡Muero por mi Patria! o ¡Muero con mi Patria!
Rosa narra que “las últimas palabras del Mariscal eran algo más que una metáfora: ya casi nada quedaba del Paraguay, toda su población masculina entre los 15 y 60 años había muerto bajo la metralla. Muchísimas mujeres y niños también, cuando no por las balas, por las terribles epidemias de cólera y fiebre amarilla, o simplemente sucumbieron de hambre. Por supuesto, tampoco quedaron ni altos hornos, ni industrias, ni fundiciones, ni inmensos campos plantados con yerba o tabaco, ni ciudad que no fuera saqueada. Apenas si un montón de ruinas cobijaba a los fantasmales trescientos mil ancianos, niños y mujeres sobrevivientes.

Se condenó al país a pagar fortísimas indemnizaciones por ‘gastos de guerra’. Paraguay perdió prácticamente la mitad de su territorio, que pasó a formar parte de Brasil y de Argentina (las actuales provincias de Misiones y Formosa). La Guerra Grande terminaba, después de 5 largos años.

La realidad actual
¿Cómo ubicar al Mariscal López en la época actual?
Fue un hombre joven que se enfrentó al desafío de preservar la soberanía nacional en un tiempo político donde intereses ajenos querían a toda costa evitar que el Paraguay independiente y soberano pudiera fortalecerse.
Fue criticado, así como muchos sectores critican a mandatarios de países latinoamericanos que se ubican del lado de los sectores populares y que, además, quieren mantener su soberanía.
Los sectores dominantes no perdonan a quienes se colocan defendiendo los intereses de las poblaciones empobrecidas, el campesinado, el derecho a la tierra, a la educación.
De la misma manera que en la época del Mariscal López, quienes en la actualidad quieren construir un país más justo para los sectores olvidados reciben críticas y acusaciones de todo tipo.