Las Residentas

Residenta doliente, residenta callada
Prosigue tu raquítica y larga y vaga marcha
No olvides que cantamos para que no te olvides
De llevar de los héroes caídos la bandera.

A LA RESIDENTA

Letra: Juan Manuel Marcos. Música: Carlos Noguera

El hecho histórico
La historia, siempre escrita por hombres, permitió que durante décadas las mujeres estuvieran presentes en la historia paraguaya
desde roles que invisibilizaban su protagonismo y, muchas veces con el propósito de servir a intereses, más allá de que las mismas
fueran valoradas en sus aportes y actos.
Pero no siempre nos cuentan la historia como fue realmente.
• Nos contaron que las mujeres indígenas se entregaron a los conquistadores por amor, sin explicarnos las condiciones de
explotación, abuso y violencia en que se daban esas relaciones.
• Nos describieron un país donde había casi 7 mujeres por cada hombre sin analizar que se construye esta relación sobre la
dominación indígena y de las mujeres para ser explotadas de día por trabajo y de noche sometidas sexualmente, o después de la
Guerra Grande, por la casi desaparición de la población masculina.
• Nos dijeron que vivíamos/vivimos en una sociedad matriarcal (poder social, económico, político en manos de las mujeres), sin
visualizar que las mujeres, a pesar de los avances, deben continuar luchando por sus derechos.
• Nos explicaron que fueron las mujeres quienes reconstruyeron el Paraguay después de la Guerra del 70, sin decirnos cuáles
fueron las condiciones de vida en que las mujeres reconstruyeron el país.

Cuando recordamos a la Residenta nos presentan, por un lado, una imagen romántica de la mujer sacrificada que acompaña al hombre durante la Guerra de la Triple Alianza. Por otro lado, mujeres laboriosas que con sus manos trabajaron la tierra y con sus cuerpos poblaron de niños, niñas, que de esa manera reconstruyeron la nación paraguaya.
Las Residentas fueron las mujeres que durante la Guerra de la Triple Alianza sembraron la tierra, hilaron algodón, labraron metales.
A medida que la guerra se desarrollaba y el ejército aliado (Brasil, Argentina y Uruguay) avanzaba en el territorio nacional, el Mariscal López ordenaba la evacuación de las poblaciones. La descripción de Rosa (pp. 271) impresiona: “Allá cerca de Cerro León, en lo alto de la Cordillera, junto a Caacupé están las familias que han dejado Asunción para no compartirla con el enemigo y a las que suman las gentes venidas de todas partes para quedar junto al Mariscal. Son mujeres, infinidad de mujeres de toda edad y condición social, hermanadas con el sacrificio y el amor a la patria. De allí partirá la
residenta, la marcha forzada al norte para no caer en manos de los brasileros”.
Se llama residentas a las mujeres que, acompañadas de personas adultas mayores, niñas, niños, iban camino a lugares de residencia. En ese largo
recorrido, sin alimentos, sin ropas, muchas encontraron la muerte por hambre.
Cuando terminó la guerra, con una población donde casi no había hombres, las mujeres adquieren, por esta razón, importancia vital en la reconstrucción del país, (…) cupo a las mujeres –no apenas a ellas, evidentemente, pero principalmente– romper en la práctica con el rol que les fuera asignado y reconstruir la cultura, la identidad y el uso del idioma guaraní. (Ribeiro da Silva, pp. 117, 2010). Nuevamente asumen tareas productivas y de comercialización. Esta situación fue posible, porque desde hacía siglos, las mujeres se encargaban de gran parte de la economía de subsistencia, desde
la mandioca hasta el tabaco, pasando por la caña, se hallaba, en gran parte, en manos de mujeres (Potthast pp. 323, 2010).

¿Pero qué pasó con las mujeres después de la guerra? Predominó nuevamente el dominio masculino, ocupando el espacio público, relegando a la mujer al espacio privado, la casa.

La realidad actual
En el Paraguay, las mujeres han estado presentes en roles protagónicos a lo largo de la historia, desde la época de la conquista española, con la resistencia de las mujeres indígenas, cuando se destaca la India Juliana, pasando por mujeres que participaron en la hazaña de independencia y tantas otras que son heroínas cotidianas en nuestros días.
Muchas mujeres lucharon por derechos civiles y políticos, pero recién en el año 1961 fue aprobado el voto para la mujer en nuestro país. Aún con el voto, no cambió la vida cotidiana de las mujeres.
Así como lo hicieron Las Residentas en 1868, en pleno siglo XXI, las mujeres paraguayas –adultas, niñas, adolescentes– siguen recorriendo, en esa interminable búsqueda de un lugar para trabajar, vivir y, así, aportar a una vida mejor para sus familias.
Son las residentas actuales, mujeres de todas las edades que migran a las ciudades o a otros países –como España, Italia, Argentina– buscando un lugar donde vivir. En esa eterna búsqueda de una vida mejor, muchas de ellas son víctimas de trata con fines laborales o sexuales.
Al igual que durante la ocupación después de finalizada la Guerra Grande, las mujeres fueron violadas, obligadas a trabajar y explotadas sexualmente, hoy día muchas mujeres son víctimas de diferentes formas de violencia, entre las que se encuentran los golpes, la violencia psicológica, las violaciones, acosos sexuales, y encuentran inclusive la muerte en manos de sus parejas o ex parejas.
La lucha de mujeres organizadas, feministas, es la que posibilita cambios con relación al rol de la mujer en sociedad. El presente nos desafía a mantener esta lucha para que la igualdad entre mujeres y hombres sea una realidad en el Paraguay.