La tiranía de Stroessner y las personas desaparecidas

¿Dónde están?, reclaman las palomas
¿Dónde están?, exigen las auroras
¿Dónde están?, con sus pechos erguidos
¿Dónde están?, los desaparecidos.

¿DÓNDE ESTÁN?

Letra y música: Alberto Rodas

El hecho histórico

 

La tiranía stronista
Los griegos llamaban tirano al usurpador, a la persona que se atribuía el poder sin tener título para ello. En la tipología aristotélica de las formas de gobierno, se distinguen las formas “puras” (en las que el poder es ejercido en vista del interés general) de las formas “corruptas” (en las que el poder es ejercido en beneficio del interés privado).
Actualmente, se considera tiranía al gobierno autoritario, ejercido sin respetar los derechos y libertades de la ciudadanía, mediante el uso de la violencia y el temor, por la práctica de la acusación y el espionaje (pyrague).
La tiranía es un régimen antidemocrático en el cual el tirano ejerce un poder ilimitado y los habitantes del país tienen una nula participación política. El tiranosaurio, como lo llamó el escritor Augusto Roa Bastos a Alfredo Stroessner, fue el tirano que instauró en el Paraguay un reinado largo de impunidad y terror durante 35 años (1954-1989).

El Informe de la Comisión Verdad y Justicia afirma que “la dictadura de Stroessner tuvo claros signos no de simple autoritarismo, sino de totalitarismo, y uno de ellos fue la proclamada ‘unidad granítica’ entre el gobierno de Stroessner, las Fuerzas Armadas y el Partido Colorado, para el control total del Estado y de la sociedad, persiguiendo, eliminando, excluyendo, extirpando e incluso aniquilando cualquier foco, intento o proyecto de oposición y lucha,
sean estos por la vía pacífica o armada”. (Informe CVJ, pp. 34).
Stroessner utilizó la tortura física y psicológica, las desapariciones forzadas, para perseguir a las personas que se oponían a su régimen tiránico.
Alfredo Stroessner participó de la llamada Operación Cóndor, que se inició en la década de los años sesenta, y se proponía a través de la colaboración entre los gobiernos y tiránicos el uso de la fuerza represiva para la persecución e intercambio de las y los que se oponían a esos regímenes. La  Operación Cóndor “es el nombre que se le asignó a un plan de inteligencia y coordinación entre los servicios de seguridad de los regímenes militares del Cono Sur: Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, en la década de los años 1970, y que se constituiría en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado con la cooperación de los Estados Unidos”. El terrorismo de Estado no tenía fronteras con la Operación Cóndor, que posibilitó que se intercambiaran informaciones de inteligencia, así como la captura y desaparición de personas.
En el marco de la Operación Cóndor, muchas personas fueron ejecutadas y otras desaparecidas. En el año 1977, en un operativo conjunto de las fuerzas de seguridad argentina y paraguaya, fue secuestrado en la ciudad de Paraná (Entre Ríos, Argentina) y desaparecido el político paraguayo Agustín Goiburú, primera víctima del sistema de eliminación internacional conjunto desarrollado por las fuerzas de seguridad de Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, para perseguir y destruir a la oposición política.

Las personas victimizadas durante la dictadura stronista Stroessner usó la tortura, el secuestro y los asesinatos políticos en contra de cualquier persona que se opusiera a su gobierno. El poder que ejerció estaba también basado en el prebendarismo y la corrupción. Durante la tiranía stronista fueron asesinadas y desaparecidas varias personas que se oponían a su régimen autoritario, en especial las y los comunistas.
En el informe presentado por la Comisión Verdad y Justicia (CVJ), hubo al menos 128.076 víctimas directas e indirectas en el régimen dictatorial. De estas, 119.175 fueron detenidas; 18.772 torturadas; 348 ejecutadas y 2.016 desaparecidas.
Durante el régimen de Stroessner se realizaron 19.862 arrestos arbitrarios, de los cuales 18.772 incluyeron alguna forma de tortura, lo que equivale al 94,5 % del total de los que fueron privados ilegalmente de su libertad.
El informe también reveló que continúan desaparecidas 336 personas, que se cree murieron en las cámaras de torturas creadas durante el régimen stronista.


Los archivos del terror
Así se llamó a los archivos de la Policía Política de Stroessner encontrados en el año 1992. “Cientos de miles de documentos, de hojas manuscritas, de fotos, de expedientes, de cuadernos y agendas, de correspondencia personal, de informes variopintos, de grabaciones magnetofónicas, de material incautado en allanamientos” fueron encontrados, para testimoniar los abusos, desapariciones, torturas y asesinatos cometidos durante la tiranía.


La huerta de Stroessner
En el mes de julio del año 2009, se iniciaron excavaciones para exhumar cuerpos de personas desaparecidas durante la dictadura stronista, en el lugar conocido como Ex Guardia de Seguridad, actual Agrupación Especializada de la Policía, ubicada en la ciudad de Asunción.
Testigos que ayudaron a ubicar el lugar refieren que por las noches eran traídos los cuerpos de las personas torturadas y asesinadas por el régimen stronista para ser enterrados en el lugar conocido como “la huerta”, ya que posteriormente se cubrían con plantas, para despistar.

Hasta la fecha, han sido desenterrados varios restos del patio de la ex Guardia de Seguridad. Se presume que en dicho lugar fueron enterradas al menos 100 víctimas de la tiranía de Alfredo Stroessner.
En el mes de agosto del 2008, en un acto sin precedentes, el presidente Fernando Lugo pidió perdón a las personas victimizadas durante la dictadura: “Perdón, perdón en nombre de la Nación por la soledad a la que fueron sometidos los perseguidos. Por cada centímetro de dolor que laceró el territorio corporal, físico, anímico y espiritual de los luchadores de nuestra patria nueva, mientras otro país dormía la siesta, insensible en la convivencia con una dictadura oprobiosa”.

La realidad actual
La tiranía de Alfredo Stroessner además de los crímenes cometidos, implementó políticas económicas, sociales y culturales que bajo su figura totalitaria logró permear todas las estructuras de la sociedad y la vida cotidiana de la población paraguaya.
Se generaron desigualdades de todo tipo, cercenando los lazos comunitarios, instalando en la gente el temor, la intolerancia, la desconfianza y el odio para con ello desmovilizar su capacidad de construcción de historia colectiva.
El Estado, a la par de ser instrumentalizado para someter al pueblo fue adquiriendo nuevas configuraciones con lo que se convirtió en un Estado prebendario, clientelar y con casi nula eficiencia en la aplicación de políticas públicas para la garantía de derechos de la mayor parte de la población.
A la fecha pasaron 21 años de vida democrática donde se han realizado conquistas importantes respecto a las libertades de expresión y de los derechos humanos. Sin embargo, existen aun numerosas personas que no son reconocidas como sujetos de derecho, entre quienes se encuentran aquellas familias e integrantes que forman parte de los que viven en la pobreza, la indigencia y, cuyos derechos a la educación, la salud, la vivienda, el trabajo, la alimentación no es garantizada por el Estado paraguayo.
Cabe señalar que en la actualidad la tortura sigue siendo utilizada por los organismos de seguridad. En el Informe de DDHH de CODEHUPY 2009, se  presentan denuncias de casos de torturas, sobre todo referidos a personas que se encuentran en contexto de encierro (en cárceles).

Con los avances y lo que todavía queda por construir es importante mirar a esta democracia desde nuestro proceso histórico marcado por los más de 500 años de conquista/dominación de los pueblos originarios, 200 años de Independencia, 2 guerras devastadoras, 35 años de dictadura militar y una fecha histórica que se genera el 20 de abril de 2008, cuando se da la ruptura del poder hegemónico de 61 años ejercido por un solo partido político.

El proceso de cambio actual implica pensarnos los paraguayos y paraguayas en la capacidad de generar procesos emancipatorios por la vía de la democracia y con la participación de todas y todos los sectores: mujeres, niñas, niños, adolescentes, jóvenes, campesinos, indígenas,  extranjeros, ancianos, afrodescendientes, personas con identidades de género y orientaciones sexuales diferentes a la heterosexual, las personas con discapacidad,
las y los paraguayos residentes en otros países. Para confirmar que este proceso, no se basa solo en el recambio de generaciones sino en una construcción amplia de todas, todos y para todas, todos.